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Precauciones del ojo miope- Dr. Carlos Mateo y Dra. Anniken Burés

Aunque la miopía en sí no es una enfermedad del ojo, debemos considerar que un ojo con más de 6 dioptrías es un ojo enfermo y tratarlo como tal. Los doctores Carlos Mateo y Anniken Burés nos cuentan algunas de precauciones para el ojo miope.

Resumen

Precauciones del ojo miope - Dr. Carlos Mateo y Dra. Anniken Burés
Precauciones del ojo miope – Dr. Carlos Mateo y Dra. Anniken Burés

El ojo miope: introducción de la enfermedad 

Aunque la miopía en sí no es una enfermedad del ojo, debemos considerar que un ojo con más de 6 dioptrías es un ojo enfermo y tratarlo como tal. Cualquier persona que presente esta graduación está expuesta a un mayor riesgo respecto al resto de la población de desarrollar una serie de patologías potencialmente severas y, por lo tanto, se le aconseja visitar al oftalmólogo, como mínimo, una vez al año. Sin embargo, muy pocas personas son conscientes de los riesgos asociados a la alta miopía o miopía magna, la cual médicamente se define como aquella miopía superior a 6 dioptrías. 

 

Hasta las 5 dioptrías, la miopía se puede considerar simplemente refractiva, es decir, se trataría de un problema de visión en el que las imágenes se enfocan por delante de la retina y el paciente ve borroso de lejos, pero que no afecta a la estructura del ojo. Es decir, una miopía de menos de 5 dioptrías no suele llevar asociada el crecimiento axial del ojo. Para que estas personas tengan una correcta visión, se dispone actualmente de muchas soluciones como las gafas graduadas, las lentes de contacto o la cirugía refractiva. 

 

A partir de las 6 dioptrías, existen muchos más riesgos para la salud del ojo y, además, Estos aumentan de forma casi exponencial a medida que aumenta el número de dioptrías. Cuantas más dioptrías, más largo es el ojo y, como consecuencia, más estirado, con una retina -y las demás estructuras del ojo, como la coroides o la esclera- más adelgazadas. 

 

Cabe destacar que la miopía tiene un alto componente genético. Una muestra de este fuerte componente genético son aquellos pacientes con una gran diferencia de graduación entre un ojo y el otro, la denominada anisometropía. Por poner un ejemplo, un miope que tiene -17.00 dioptrías en un ojo y -2.00 dioptrías en el otro ojo. El ojo de -17.00 dioptrías es un ojo con miopía magna, con un aumento de la longitud axial. Por lógica, podríamos pensar que el ojo de -2.00 dioptrías presenta un simple error refractivo de poca graduación. Sin embargo, en estos casos nos encontramos que la deformidad de los dos ojos es similar, con un aumento de la longitud axial en ambos ojos, a pesar de que la graduación es muy diferente. 

 

Es necesario poner en conocimiento de la sociedad que un ojo miope, aunque se someta a cualquier tipo de cirugía refractiva seguirá siendo un ojo miope. La cirugía no modifica la longitud axial del ojo y ese ojo sigue teniendo los mismos problemas aunque ya no necesite corregir la graduación para tener una correcta visión. De ahí la importancia de realizar revisiones periódicas por el oftalmólogo que facilitan el diagnóstico precoz de estos problemas.

 

Las patologías derivadas de una alta miopía 

Un ojo con una longitud axial de más de 26 mm presenta un mayor riesgo de padecer enfermedades retinianas como el desprendimiento de retina o las hemorragias maculares.

 

Cuando nos encontramos ante un niño de unos 10 años que ya presenta 8 dioptrías, nuestra obligación es avisar a sus padres de que la miopía de su hijo es patológica y que puede tener grandes complicaciones a lo largo de su vida, especialmente a partir de los 40 años. 

 

De hecho, está demostrado que un ojo con alta miopía puede seguir creciendo y aumentar su longitud axial hasta los 50 años. Con este crecimiento, se produce un adelgazamiento progresivo de todas las capas del ojo. 

 

Las patologías más frecuentes asociadas al ojo miope son, principalmente, el glaucoma, el desarrollo precoz de cataratas y las enfermedades retinianas. Entre las enfermedades retinianas cabe destacar las degeneraciones y el desprendimiento del vítreo, degeneraciones en la retina periférica, el desprendimiento de retina, el agujero macular o las hemorragias maculares. Todas las afectaciones tienen gran importancia, pero, sin lugar a dudas, las más invalidantes son aquellas que afectan a la zona macular, ya que es la zona de visión central y precisa del ojo. Por ello, las lesiones maculares van acompañadas de pérdida parcial o total de la visión y/o la visión deformada de los objetos.

 

Se cree que el 40% de los miopes de más de 8 dioptrías corre el riesgo de sufrir algún tipo de patología en la zona central de la retina, con una importante pérdida de visión. El desprendimiento de retina es una patología que, frecuentemente, se produce entre los 40 y los 60 años. La prevalencia de desprendimiento de retina en la población es de 1 de cada 100.000 personas (0.01%), el 60-70% de los cuales son pacientes miopes. 

 

La prevalencia de desprendimiento de retina en personas con miopía superior a -3.00 dioptrías es 10 veces superior, de 1/10.000 casos (0.1%). La prevalencia en personas con miopía superior a -10.00 dioptrías es de 6.8/10.000 (0.68%) casos al año. El desprendimiento de retina requiere de cirugía mediante las técnicas de vitrectomía, la cirugía escleral o la combinación de ambas. 

 

En los casos intervenidos mediante vitrectomía, se inyecta un gas intraocular que se mantiene unas semanas dentro del ojo para facilitar la correcta adherencia de la retina y se realiza láser de argón para sellar los agujeros de la retina que han producido el desprendimiento. 

 

El glaucoma es más frecuente en el ojo miope que en la población general y resulta más difícil de diagnosticar y monitorizar. Debido a la cantidad de problemas que pueden derivarse de esta situación, es preciso tener al paciente bajo un control exhaustivo por parte de dos subespecialistas: el retinólogo y glaucomatólogo. Un ojo miope de más de 6 dioptrías que padece glaucoma debe seguir unas estrictas pautas de revisiones anuales para tratar de manera preventiva todos los problemas asociados a su caso. Es la mejor medida y el consejo más honesto que podemos dar los profesionales a personas que están en esta situación. 

 

Asimismo, el 20% de los casos de cataratas en edades más jóvenes suceden entre la población de alta miopía. Como consecuencia de estos problemas oftalmológicos, aproximadamente el 20% de personas con más de 15 dioptrías de miopía presentarán baja visión, que se define como una agudeza visual inferior con ambos ojos de 0,3 en escala decimal (la visión óptima es de 1,0). La prevalencia de pérdida total de visión o ceguera se estima en aproximadamente el 10% de personas con más de 15 dioptrías de miopía.

 

Alarmas que son urgencias 

Cualquier persona que presente alguno de los siguientes síntomas debe dirigirse a un centro oftalmológico con la máxima urgencia: 

 

  • Miodesopsias: consiste en la aparición de moscas de forma repentina y brusca. Las miodeopsias o moscas volantes son unas pequeñas manchas que muchas personas ven moviéndose en su campo visual, especialmente cuando miran un fondo liso y claro como, por ejemplo, una pared o el cielo. Son síntomas de desprendimiento del vítreo posterior y es importante descartar que no se haya producido un desgarro o agujero en la retina. 

 

  • Fotopsias: son flashes, relámpagos, luces raras, de aparición rápida y desconocidas hasta la fecha. Suelen aparecer por los lados, de forma continuada y con una duración de décimas de segundo. Son síntomas de que el movimiento del vítreo puede estar estirando de la retina y, como consecuencia de esta tracción, se puede producir un desgarro o agujero en la retina.

 

  • Metamorfopsia: Ver los objetos, las puertas o la calle torcidos o deformados, como si se percibieran de forma distinta a la normal. Es síntoma de que puede existir algún tipo de patología en la mácula, la zona central de la retina. 

 

  • Visión de sombras o cortinas: la sensación de ver una sombra o una cortina oscura que avanza del lado al centro y que se percibe como que el campo visual va disminuyendo. Se experimenta como una pérdida de visión lateral. Esta es una de las señales más claras de urgencia oftalmológica, ya que puede existir un desprendimiento de retina. 

 

La presencia de desprendimiento de vítreo posterior (DVP) requiere observación y examen del fondo de ojo por parte de un oftalmólogo, preferiblemente especialista en retina, para descartar que no existe algún desgarro o agujero en la retina. EL DVP es un proceso dinámico, por lo que es crítico revisar periódicamente el fondo de ojo a lo largo del primer mes. 

 

En el caso de que exista un desgarro en la retina, esté se fotocoagula (se sella) mediante laser de argón. El desprendimiento de retina requiere cirugía urgente e inmediata, ya sea mediante vitrectomía, cirugía escleral o la combinación de ambas. 

 

Las hemorragias retinianas pueden requerir cirugía o la inyección de fármacos antiangiogénicos en la cavidad vítrea. El agujero macular requiere cirugía mediante vitrectomía y, en algunos casos, asociando técnicas como la indentación macular o el flap invertido de membrana limitante interna. 

 

La cirugía vítreo-retiniana es una cirugía muy compleja que debe ser realizada por cirujanos retinólogos expertos, ya que es esencial obtener un resultado exitoso en la primera cirugía. Si se producen complicaciones que requieran ser re-intervenidas, el pronóstico visual empeora de forma significativa. 

 

Si un paciente quiere comprobar si algún problema de este tipo puede haber aparecido, se aconseja mirar de forma separada con cada ojo, cerrando uno y comprobando la visión del otro. Este ejercicio debe realizarse alternando la visión de un ojo y el otro, para ver diferencias entre ambos. 

 

Dado que hemos demostrado que la prevención es la clave del éxito en este tema, a partir de las 6 dioptrías de miopía, nos debe saltar la alarma con cualquier síntoma sospechoso, poniendo en marcha todos los mecanismos de control para la prevención de la aparición de problemas importantes. Cualquier ojo de más de 6 dioptrías debe ser revisado anualmente por un oftalmólogo

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