Los niños han de revisar su visión de manera periódica. Lo mejor es acudir una vez al año a revisión, coincidiendo con la vuelta al cole. Además, hay ciertos comportamientos que pueden alertar de la necesidad de revisar al pequeño.
Cómo saber cuándo revisar la visión de mi hijo
Revisar la visión de los pequeños es fundamental para detectar problemas visuales a tiempo. Pero, ¿cada cuánto deben revisar su visión?, ¿en qué momentos es imprescindible?, ¿hay trucos para detectar la necesidad de revisarle? Resolvemos todas tus dudas para que puedas cuidar la visión de tu niño de la mejor manera posible.
¿Con qué frecuencia han de revisar la visión a mi hijo y en qué momentos?
Las revisiones visuales a los niños, igual que a los adultos, deben realizarse de forma periódica. En concreto, lo más adecuado es realizarlas de manera anual, salvo en situaciones determinadas.
Te contamos qué tener en cuenta para revisar su visión:
- Revisión antes de empezar a ir al cole: los niños deberían tener siempre una revisión antes de empezar la etapa formativa. Cuando empiezan infantil, también comienzan a realizar determinadas actividades y van ampliando su campo visual, por ello ese momento es clave para detectar a tiempo problemas visuales. Además, relacionar la revisión y screening visual con la etapa académica es una buena idea, ya que la salud visual puede influir directamente en el rendimiento académico, ¿lo sabías? Descubre aquí cómo están relacionados el rendimiento académico y la salud visual.
- Revisiones anuales: es importante acudir a revisar la visión una vez al año, ya que los niños en muchas ocasiones no son conscientes de que tienen un problema visual. También les puede ocurrir a los adultos, pero a los niños aún más, porque piensan que así es cómo se ve correctamente, no pueden compararlo con otra forma de ver y, además, la visión no duele. En algunos casos, el problema es muy evidente y es entonces cuando los padres pueden percatarse y llevar a su hijo a revisión, pero no es lo habitual.
- Revisar aunque aparentemente “todo esté bien”: hay un momento en el que se puede actuar, lo importante es no llegar demasiado tarde. Por eso, siempre cuanto más precoz se detecte un problema visual, mejor. Así, aunque el niño nos parezca que está perfecto, no perdemos nada llevándole a revisión, y es que hay muchos problemas visuales que pueden tratarse con un diagnóstico precoz. Por ejemplo, un niño puede empezar a ser miope, y si se realiza un seguimiento de la progresión que está teniendo, podremos ver si conviene controlar el crecimiento de la miopía, de ser así, cuanto antes se comience, mejor.
¿Tu hijo es ya más mayor? En ese caso, lo ideal es también acudir a revisar su visión una vez al año. Y tú también, ¡tu salud visual también es importante!