Confinamiento. ¿Son cien días suficientes para afectar a la salud visual de los ciudadanos?

Cómo afectan cien días recluidos en casa de confinamiento a la salud visual de los ciudadanos

Los datos que nos presentan estos dos estudios:  “Cómo ha afectado el confinamiento a nuestra salud visual” y “¿Estamos cuidando la visión en la “nueva normalidad”?” demuestran que así es: cien días recluidos en nuestro hogar, sin posibilidad -o prácticamente sin posibilidad- de disfrutar de un tiempo de ocio en el exterior, pueden afectar a la salud visual de la ciudadanía, en todas las etapas de la vida.

Los motivos son muy claros:

• Hemos vivido una exposición demasiado fuerte a las pantallas, obligando a nuestro sistema visual a realizar un sobreesfuerzo, generando tensión ocular, estrés y sequedad visual por la disminución del parpadeo durante su uso.

• Hemos destinado nuestra jornada laboral y de ocio a realizar actividades en visión próxima, algo para lo que no está suficientemente preparado nuestro sistema visual.

• Nos hemos enfrentado a este periodo, muchas veces, sin una correcta graduación, y aunque podríamos sobrevivir en la vida previa sin tener una agudeza visual del 100%, este tiempo de reclusión con un mayor esfuerzo visual nos ha podido provocar dolor de cabeza, fatiga visual y malestar general.
• Nos hemos recluido en casas que no estaban preparadas para esta situación. Muchos han trabajado en habitaciones no acondicionadas para ello, con mala iluminación, poca ventilación, mobiliario poco idóneo para jornadas tan largas, lo que ha llevado a un mayor esfuerzo visual.
• Hemos mantenido un estilo de vida muy sedentario que afecta a nuestra salud en general y, como consecuencia, también a nuestra salud visual. 

Y, además, el sistema visual, sobre todo en los primeros años de nuestra vida, necesita: 

• Relajarse mirando a distancias lejanas. Algo que fue completamente imposible para personas que vivían en pisos interiores, sin jardín o terrazas.
• Exponerse a la luz solar. De nuevo, muchas personas -y muchos menores- no pudieron disfrutar prácticamente de nada de luz natural.
• Realizar periodos de ocio “analógico”. Como se suele decir, lo mejor que se puede hacer para cuidar la visión es salir a la calle, ya sea realizando deporte, paseando o simplemente estando en el exterior.
• Mantener periodos de descanso. El mero hecho de haber estado recluidos y con posibilidades mínimas de socializar nos ha exigido un esfuerzo mayor, dado que no hubo descansos laborales, reuniones o comidas que permitían descansar a nuestro sistema visual.

Mientras que casi uno de cada cuatro (23,9%) ciudadanos piensa que su visión empeoró durante esta etapa de confinamiento, los datos obtenidos en las visitas realizadas tras el mismo nos demuestran que a más de la mitad (57,4%) sí que les empeoró la visión. 

Como consecuencia, podemos saber que las consultas optométricas recibieron, principalmente en esas semanas de desescalada y nueva normalidad, visitas debidas a cambios de graduación (27,2%) y renovación o cambio de gafas graduadas y lentes de contacto (23,9%).

Finalmente, queremos destacar dos grupos que rompieron con el promedio de este 57,4% de empeoramiento de la visión obtenido en el estudio: tres de cada cuatro (77,4%) adolescentes y seis de cada 10 (63,3%) personas entre 40 y 50 años (jóvenes présbitas) fueron diagnosticados por su óptico-optometrista con un empeoramiento de su visión tras el confinamiento. 

Te animamos a leer punto por punto nuestro estudio en estos posts:

Dificultades visuales durante el confinamiento

¿Nos hemos revisado la vista tras los cien días de confinamiento?

¿Cuánto ha aumentado el uso de pantallas en los niños durante el confinamiento?

¿Cuánto empeoró la visión durante el confinamiento? 

¿El confinamiento ha afectado a la visión?

La visión de los más jóvenes durante el confinamiento

La visión de los más adultos durante el confinamiento