Los gatos pertenecen al grupo de los felinos, animales que se caracterizan por ser muy buenos cazadores. Destacan por su velocidad, su agilidad, su sutileza y especialmente por su buena visión que le permite incluso cazar por la noche.
Los ojos de los gatos tienen una lente y un conjunto de células especiales colocadas detrás de la retina que actúan como una especie de espejo. Este conjunto de células situadas entre la retina y el nervio óptico se llama tapetum lucidum, (añadir link al post “qué es el tapetum lucidum”) y actúa como una especie de espejo cóncavo, por lo que la cantidad de luz que entra en la retina se ve reflejada, incluso desde el exterior.
El tapetum lucidum les permite aprovechar al máximo la luz ambiental, por lo que son capaces de moverse con mayor soltura y ver mejor que otros animales por la noche. ¡Por eso, cuando los miramos en la oscuridad, sus ojos parece que brillan!
Pero no es algo único de los gatos: esta característica la comparten con más especies; concretamente con animales nocturnos, tanto presas como depredadores. Por ejemplo, los murciélagos, cocodrilos, caballos, tiburones y felinos cuentan, en general, con esta ventaja evolutiva.
Aunque esta característica tan particular que poseen los gatos les permita tener una visión nocturna espectacular, tiene que haber algo de luz en la oscuridad para que realmente funcione. Si no hay luz, no se puede reflejar en el interior de su ojo y no podrían poner en práctica su visión nocturna.