Introducción
El sistema visual, como cualquier otra parte de nuestro organismo, está formado por un conjunto de tejidos cuyo buen funcionamiento depende de que reciba un aporte de nutrientes y oxígeno adecuado. Esto es posible gracias a los diferentes capilares sanguíneos que irrigan el ojo que, además, también se encargan de retirar los productos de desecho generados. Sin embargo, por estar el sistema visual tan alejado del corazón, los vasos sanguíneos que lo irrigan son muy finos y cualquier elemento que los deteriore puede comprometer el acceso adecuado de nutrientes, así como la eliminación de dichos desechos generados.
En este sentido, hay una serie de elementos de la dieta que pueden comprometer la integridad y salud de los tejidos visuales:
- Un exceso de azúcar puede acabar por deteriorar el tapizado de los capilares que bañan el ojo, comprometiendo con ello su nutrición. Un ejemplo sencillo son los frecuentes problemas visuales asociados a los diabéticos. Pero, el azúcar no sólo comprometería el sistema vascular visual, sino que también puede ser causa de cataratas (pérdida de la transparencia característica del cristalino o lente del ojo).
- Una alimentación grasa de mala calidad (Ej. un exceso de grasas trans, saturadas o colesterol) unida a un aporte de micronutrientes inadecuado (falta de ciertas vitaminas y minerales), son factores que pueden facilitar que grasas de la dieta se ‘peguen’ a la pared interna de los vasos sanguíneos, entorpeciendo con ello el buen fluir de la sangre. Al ser los capilares visuales tan finos, cualquier obstáculo que se forme en su interior comprometerá mucho más la nutrición de los tejidos que en zonas corporales donde los vasos sanguíneos son más grandes.
- Un aporte insuficiente de ciertas vitaminas (Ej. C, D, E) y minerales (Ej. zinc, selenio), puede favorecer la formación de un exceso de radicales libres, los cuales favorecen el deterioro de diversas estructuras visuales. Un radical libre es una molécula eléctricamente inestable que en cantidades moderadas no supone un problema para el organismo, pero que en exceso provoca la oxidación y, por tanto, deterioro de los tejidos en los que se generan. La única manera de contener el daño oxidativo generado por los radicales libres es a través de un aporte adecuado de nutrientes antioxidantes, los cuales se encuentran, fundamentalmente, en frutas y verduras, además de en algunos frutos secos y semillas. Aquellas personas que no consuman cantidades adecuadas de estos alimentos con regularidad, están más expuestas al daño potencial de los radicales libres a nivel visual (y también en otras partes del cuerpo).
Alimentos y complejos vitamínicos beneficiosos para la retina
Se ha probado, a través de diferentes estudios, que existe una serie de nutrientes que pueden aportar grandes beneficios al sistema visual. La Tabla 1 ofrece un resumen de algunos de los nutrientes más relevantes para la salud visual, con el detalle de las fuentes alimentarias en las cuales se pueden encontrar:
De entre los nutrientes enumerados en la tabla previa, caben destacar por su especial relevancia a nivel de retina los siguientes:
- Ácido docosahexaenoico (DHA): el DHA es una grasa omega-3 de origen marino que típicamente se concentra en la grasa de pescados de aguas frías (Ej. atún, sardina, anchoveta, etc.). Se da la circunstancia de que un 55% de la grasa insaturada de la mácula o zona central de la retina, encargada de aportar nitidez a nuestra visión, es DHA. Por tanto, se trata de una grasa estructural esencial para la buena salud de la retina, cuyos beneficios para la retina se han probado a través de diversos estudios en los últimos años. Sin embargo, nuestra dieta es muy pobre en DHA, siendo habitual que se den estados deficitarios. Por ello, ante un problema de retina, lo más recomendable es aportar DHA a través de un suplemento nutricional rico en esta importante grasa. Además, es interesante saber que el DHA también contribuye a mejorar la salud de otras áreas visuales como la córnea.
- Zinc y taurina son especialmente abundantes en la retina donde cumplen funciones de soporte relevantes.
- Luteína y zeaxantina son unas sustancias ‘anaranjadas’ que conforman los pigmentos maculares que, situados justo delante de la retina, la protegen del efecto dañino de la longitud de onda azul de la luz blanca (también presente en los LEDs de los dispositivos electrónicos como tablets, móviles etc.).
Finalmente comentar que, a propósito de la miopía, actualmente se está valorando la importancia de la nutrición en dicho problema refractivo y algunos estudios sugieren que este problema puede estar asociado con unos niveles disminuidos de vitamina D y zinc.
Estudios científicos sobre alimentación y retina
Son varios los estudios científicos que han sacado a relucir la importancia de la suplementación a nivel visual. Para el caso concreto de la retina, donde el problema visual más común es la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), a continuación, se pasan a mencionar algunas publicaciones relevantes:
Estudio AREDS 1 y 2 (2001 y 2013)
Realizado en dos etapas de 5 años, cada una con un elevado número de pacientes (3.600 en AREDS 1 y 4.200 en AREDS 2) de edad avanzada (aprox. 75 años), destinado a valorar la ayuda que un suplemento nutricional de vitaminas y minerales (vitamina C, E, luteína, zeaxantina, zinc, cobre y DHA) podía aportar a personas con DMAE. Este estudio supuso un antes y un después en lo relativo al potencial que la suplementación puede tener como soporte en alteraciones visuales. A través del mismo se comprobó que la toma del suplemento ensayado retrasó la progresión de la DMAE hacia estadios más avanzados de deterioro. En dicho estudio salió a relucir el potencial protector que la luteína y zeaxantina tenían a nivel de retina (algo que otros estudios también han comprobado).
Estudio NATS2 (2013)
Realizado con 263 pacientes con DMAE a partir de 55 años. A través de dicho estudio se sacó a relucir el valor que la suplementación con DHA puede aportar a la hora de frenar el deterioro asociado con la DMAE.
Revisión Cochrane sobre suplementación a nivel visual (2017)
La red internacional independiente de científicos conocida como Cochrane, ha publicado recientemente una revisión exhaustiva de las evidencias científicas disponibles sobre suplementación a nivel visual, y han concluido que algunas personas con DMAE pueden ver ralentizada la progresión de la enfermedad a través del uso de suplementos antioxidantes ricos en vitaminas y minerales.
Recomendaciones sobre hábitos alimentarios para menores y adolescentes
Si bien muchos problemas visuales tienen un componente genético asociado, es igual de cierto que también hay componentes ambientales asociados, dentro de las cuales los hábitos alimentarios ocupan un lugar destacado. Años de malos hábitos alimentarios sin duda van a contribuir a problemas de salud futuros donde, en último término, puede verse afectado nuestro sistema visual.
Por tanto, actuar desde la prevención, con unas pautas alimentarias adecuadas desde edades tempranas, es esencial para proteger nuestro sistema visual.
Algunas recomendaciones generales a seguir serían:
- Evitar hábitos alimentarios que puedan dañar nuestro sistema cardiovascular, ya que con ello se puede comprometer un aporte adecuado de nutrientes al sistema visual. En este sentido:
- Carbohidratos (pan, pasta, arroz): optar por su versión integral. Libera menos azúcar que la refinada (sin fibra) y, por tanto, va a ser menos dañina para el organismo. Así que, habrá que hacer un esfuerzo por introducir cantidades adecuadas de ‘fibra’ en nuestra dieta diaria a través del consumo de frutas y verduras y, en el caso de consumir pan, pasta o arroz, procurar hacerlo en su versión integral o semi-integral. Evitar la bollería industrial y las golosinas, y en su caso, optar por versiones bio. Si se desea usar un edulcorante usar un azúcar integral (ej. panela), azúcar de coco, stevia o un sirope de ágave (con moderación).
- Bebidas gaseosas: Limitar el consumo de bebidas gaseosas y/o azucaradas (ej. refrescos y zumos) y sustituirlas por sus equivalentes en versión bio, como zumos de fruta naturales bio. No abusar de la leche de vaca y alternarla con la toma de leches vegetales (ej. avena, soja, almendras etc.).
- Grasas: Evitar los alimentos ricos en grasas saturadas y/o trans (ej. fritos, rebozados, quesos curados) y, a cambio, cocinar a la plancha, al horno o al vapor y usar preferiblemente aceite de oliva o margarinas sin grasas trans.
- Aportar una nutrición antioxidante adecuada, capaz de contrarrestar el daño oxidativo derivado de los radicales libres que, con más o menos intensidad, pueden llegar a ‘acosar’ a nuestro sistema visual. Esto supone consumir frutas y verduras de manera regular. Son especialmente importantes las frutas rojas o moradas (ej. fresas, arándano azul, moras, uva roja etc.) y las anaranjadas (ej. melocotón, naranja, etc.). En cuanto a las verduras, habrá que hacer especial énfasis en aquellas de coloración verde oscura (ej. brócoli, espinacas, berros, etc.). Otros nutrientes de interés para el sistema visual son las vitaminas del grupo B, la colina (presente en la lecitina de soja) o carotenoides (ej. betacaroteno, astaxantina).
En definitiva, una de las conocidas citas del Hipócrates allá por el siglo V (a.C), sigue estando aún vigente a día de hoy y es igualmente aplicable a nuestro sistema visual: “Que tu medicina sea tu alimento y el alimento tu medicina”.
4 Comments
Leave a ReplyDRA. AGUIRRE TAN AJUSTADA COMO SENCILLA INFO PARA MANTENER NUESTRA VISIÓN EN LAS MEJORES CONDICIONES POSIBLES.
DIOS LA GUIE Y BENDIGA CON SU PROTECCION SIEMPRE.
INMENSAMENTE AGRADECIDO X SU GENEROSA AYUDA.
ABRAZO
Muchas gracias, Gabriel.
Celebramos que le resulte interesante.
Un saludo
Muy interesante toda la literatura sobre la alimentación para evitar el deterioro de.la vista, mediante las frutas, verduras, frutos secos, pescados con.omega 3 y.los grutos rojos.
Gracias Gladys!